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  • Gael Rodríguez

Ámate amor mío, ámate fuerte


Ámate, amor mío,

ámate fuerte,

aunque la tempestad

de lo excluyente

irrumpa en tu

jardín adolescente,

aunque las piedras

del camino

atasquen el fluir

de tu fuente,

el maná esclarecido

que te une al más grande,

al océano infinito de energía

que subyace en todas partes.

Ámate, amor mío,

ámate fuerte,

que cuanto más alto

sea tu anhelo

más cerca estará

el cielo, más lejos

el agitado vendaval

que te aparta

de tu centro,

más desnudo

el titiritero

que te grita

sin consuelo,

que te esquiva

con esmero.

Ámate, amor mío,

susúrraselo a tu espejo,

sé dulce contigo misma,

abrázate sin motivo,

transfórmate en lo bello

y puro que te acompaña

desde el inicio,

dale la mano al sublime

que te espera en cada estación,

al amor divino

que descansa en tu interior.

Ámate, amor mío,

acéptate bien fuerte,

que siempre habrá

golpes de huracán

tratando de que

no te encuentres,

que después

de tanta montaña

y tanto valle impenitente,

divisarás un altiplano

donde perderte para siempre.

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