Tómate el tiempo necesario para observar, para contemplar con cuánto amor te tratas. Quizás notes que no te amas y, por ello tienes un trabajo que no te gusta, o te descubres comiendo alimentos que no son nutritivos y solo te producen malestar, o mirando programas de televisión de baja vibración donde solo hablan de trivialidades o que mantienes una relación amorosa con una persona que realmente no es la que siempre has soñado.
Es fundamental que te tomes el tiempo de analizar detenidamente quiénes son las personas que te rodean, quiénes son tus mejores amigos. Observa si son aquellos que te inspiran, que te elevan, que te hacen sentir feliz, libre y agradecido.
Si al cabo de unas horas de analizar todo tu entorno y la forma en que te mueves, las actividades y rutinas diarias, notas que no te hacen realmente feliz es, probablemente, porque no te amas. Te ha conducido a ello el gran desamor que experimentas diariamente. Si no te amas es imposible que cuides la forma en que te alimentas, que desees relacionarte solo con personas que te hagan bien, que pretendas para ti relaciones amorosas sanas y un trabajo que te apasione.
Créeme, tú eres tu peor enemigo. No has logrado amarte y aceptarte con tu personalidad maravillosa, única e irrepetible y es, en gran medida, por ello que no experimentas bienestar y, frecuentemente, ves arribar problemas a tu vida. No es tu culpa, no es culpa de nadie. Todo se ha dado según el misterioso orden Divino y todo está como tiene que estar. Solo debes entregarte y disponerte a emprender un hermoso viaje hacia el amor que ya eres.