Es tiempo de soñar. Entra en contacto con lo natural. Acaricia la corteza de un árbol, háblale a una mariposa o piérdete en su vuelo danzarín. No importa que sientas que es una locura, tampoco que te puedan ver otros y pensar que estás haciendo una payasada o algo irracional. Eres el dueño de tu vida. Eres el dueño de tu mundo, todo te pertenece.
Genera un espacio de soledad donde no haya tapujos, reglas sociales, diplomacias. Deja que todo te hipnotice, te cautive.
Suelta todos los amarres que traes de la ciudad, de tu vida cotidiana. Si te sirve, siéntete como un indio primitivo, como un aborigen que contempla el horizonte con mirada limpia, despejada. Sueña. Deja que tus sueños profundos salgan a la luz.
Permítete cantar en voz alta
y bailar agradecido.
SUELTA.