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  • Gael Rodríguez

El camino del amor divino


En el camino del amor divino surge una llamada, un sonido del elenco que atrae poderosamente nuestra atención. Esa voz coexiste con nosotros y tiene una permanencia ilimitada. Cuando conectamos con ella nos fundimos en el Todo, en un océano de verdad y de dicha. Nuestro paso por la vida es una secuencia más del viaje que nos llevará a ese mar. Subidos a una barquita, al compás de la corriente, está en nuestras manos interferir o no en el fluir de lo que se mueve. Indiscutiblemente, de alguna manera misteriosa pero decidida acabaremos allí, en esos prados abiertos, en esos mares sin frontera. Aun a pesar de las resistencias que pongamos...

Ya estamos inmersos en una fuerza de vida infinita. Ella nos crea y nos hace. Nos da forma y tutela la dirección de nuestros días. Nos moldea, como el viento moldea las piedras, las montañas, como la invisible corriente de los ríos y los mares esculpe toda aquella materia con la que se encuentra. Aun siendo piedras muy pesadas, lo sutil nos perfila.

Atiende hoy a eso que te llama. Puede que no lo veas, ni lo escuches, ni lo sientas, pero está ahí, magnánimo, imperecedero, completo. Aunque no observes el siguiente paso, has de saber que eres ese río que avanza y avanza hacia el lugar donde tu esencia se convierte en realidad manifiesta, donde te diluyes en el Ser. Déjate llevar.

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