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  • Luz Boscani

Practicando la fidelidad


Si te identificas con tu ego estas cometiendo una infidelidad. Le estás siendo infiel a tu corazón, a tu propia naturaleza. El ego siempre lleva a cabo acciones que nada tienen que ver con las fortalezas de tu alma, con las bondades con las que has llegado a este mundo. La mente es traicionera y provoca emociones de muy baja vibración energética. Si continuas recorriendo tu vida por los despiadados laberintos del ego, seguramente te sentirás perdido en muchas ocasiones.

Cuando te sientes separado de tu Ser no experimentas el sentido de pertenencia con la vida. Experimentas la extraña y antinatural sensación de que tu propia vida no te pertenece. Vives bajo la ilusión continua de que estás separado de tu Ser y, en consecuencia, de todo lo que te rodea.

Practicando la fidelidad:

Llevemos a la práctica la lealtad hacia nuestra persona. Seguramente en algún momento del día debes relacionarte con un grupo de amigos, con compañeros de trabajo, con familiares o con compañeros de deporte, por mencionar algunos de los ejemplos más frecuentes. Cuando te encuentres manteniendo una conversación con alguien intenta verla desde afuera. Mira la escena como si el que la observara no fuera tu mente, tu ego, sino tu verdadero yo.

Haremos esto para poder detectar que siempre nos encontramos con un gran ímpetu de acción, una forma de hablar rutinaria, una forma de expresarnos aprendida, un personaje que hemos montado de cara a la sociedad y del cual nunca solemos bajarnos.

Observa cómo hablas, lo que dices, las ideas que exponen los demás; contempla el entorno, todo lo que hay a tu alrededor. Nota cómo siempre suele suceder lo mismo, siempre tienes las mismas reacciones y divulgas los conocimientos que has asimilado sin siquiera preguntarte si realmente te gusta pensar o sentir así. Todos somos, cuando no estamos conectados a nuestra verdad, un mero títere de nuestro ego.

Para desarticularlo, para poder ser realmente nosotros debemos ver, observar la escena desde afuera. Al hacerlo podrás advertir, claramente, lo que te digo. También tendrás la posibilidad de poder expresarte desde otro lado, desde una emoción más elevada, la que realmente te hace bien.

Quiero que seas tú, con tus defectos y virtudes, con tus opiniones y contrariedades, con tus valores y desenfados. Haz un comentario que jamás hubieras hecho antes. Si, por ejemplo, siempre opinas sobre la corrupción en la política, inesperadamente, expresa que lo que más te gusta es hablar de las buenas acciones de ciertos mandatarios. Di que eso te eleva y te hace sentir bien, que lo prefieres antes que enfocarte en los errores ajenos o en la corrupción, aspectos que solo te generan estrés, ira, enojo, agobio y muchas emociones nocivas más, las cuales no estás dispuesto a seguir alimentando.

Lo que te pido es que pongas en práctica la fidelidad hacia tus verdaderas ideas sobre la vida, que te conectes con tu auténtica forma de ser sin importar lo que los demás puedan opinar de ti. Deja ya de preocuparte por caerles bien a las personas que te rodean. No temas. No estás solo. Deja de hacerlo y experimentarás un gran alivio en tu interior. Todo saldrá bien. Tus experiencias comenzarán a ser más benevolentes y agradables.

Si los amigos que tienes en la actualidad desaparecen cuando comienzas a ser realmente tú, en todo tu esplendor, alégrate de perderlos, porque no te querían realmente, solo apreciaban al personaje que habías montado, a la máscara con la cual sus egos también se sentían identificados.

Experimenta la libertad. Sé genuino y fiel a ti mismo. Ponlo en práctica cada día y advertirás cómo, poco a poco, se desvanece la quimera que habías creado, las pautas mentales que edificaban tus bajezas.

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