Existen muchos y variados métodos o actividades que nos relajan. El sistema nos vende innumerables formas para bajar el estrés en el que vivimos, el mismo que nos produce la identificación con las formas de vida y de pensamiento que este ofrece. Es decir, mientras nos estresa, simultáneamente, nos ofrece el medicamento para sanar.
Pero, ¿qué significa relajarse? Es el arte de abandonar nuestras circunstancias para ser algo más. Ya sea practicando algún deporte, haciendo alguna actividad de ocio o viendo una película, salimos de nuestra visión mental limitada para entrar en un espacio donde nuestra conciencia se amplifica. Suelen ser en estos momentos cuando se nos ocurren ideas nuevas y refrescantes o cuando experimentamos más de cerca la energía que recorre nuestro cuerpo. También, cuando estamos relajados, nos volvemos más comprensivos, empáticos, generosos. Una especie de alegría y de paz nos visita.
Si vamos un poco más allá, nos daremos cuenta que el descanso más profundo se produce cuando reposamos en nuestro Ser. Allí, no existen las barreras ni los límites que habitualmente nos ponemos. Se cae todo para ser nada. La presencia virtuosa del Ser nos recarga de energía y de amor. El conocimiento verdadero aflora.