Conocí la alegría
el día que te hice mía,
el día que te dejaste caer
en mis abrazos sin salida,
la noche en que de un plumazo
me entregaste tus caricias.
No hay amor más glorioso
que el amar a una mujer como tú,
que me bailes el "yo soy tuya",
que me hagas dueño de tu luz.
No hay mayor bendición
que haber recibido tu
amor incondicional,
que ser el fiel guardián
de tus pupilas de diamante
para poder contemplarte,
para poder amarte.
Continúa disfrutando de la dulce lectura de La rosa que te viste en Amazon, iTunes, Google Play o en tu tienda digital favorita.