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  • Luz Boscani

El estrés desgastó nuestra intimidad


Nuestro cuerpo sin mente no tiene deseo, es simplemente un cuerpo y nada más. Sin mente y sin espíritu no tiene vida. Nuestra conciencia, nuestra mente son las que ponen en marcha el motor. De allí surgen los pensamientos, las sensaciones, las emociones, los sentidos, las limitaciones, todo lo que experimentamos día a día.

El estrés es un bloqueador de emociones. Cuando una persona afronta un periodo de estrés muy alto, todos sus deseos y sentidos se anulan. La mente es el órgano sexual por excelencia. Muchos creen que son los órganos reproductores femenino o masculino, pero no es así. Recuerden que el cuerpo por sí solo no tendría ningún tipo de experiencia ni de reacción ante un estímulo. Con lo cual, si alguien se siente agobiado y aturdido por las circunstancias que atraviesa, le resultará imposible relacionarse en la intimidad.

Este punto suele ser el más común cuando de fondo se puede apreciar amor en la pareja. Sin embargo, no podemos descartar la posibilidad de que la otra persona haya dejado de sentirse especial a nuestro lado. Muchas veces el fin de una relación puede notarse claramente cuando la intimidad se reduce al mínimo.

Solución espiritual

Si partimos de la base de que existe amor, entonces la solución espiritual para acabar con la frialdad y la distancia en una relación será: generar espacios de amor, armonía y meditación. Es fundamental que podamos aquietar nuestra mente y la de nuestro compañero estresado. Porque cuando recorremos el sendero de la mente al corazón es cuando el estrés desaparece. Si este deja de gobernarnos, entonces las emociones aflorarán gracias al amor.

No es relevante conversar si le dejamos de gustar o no porque la causa es muy clara: el estrés. Debemos procurar no agitarnos con esa idea equívoca que nos encaminará a bajar nuestra autoestima. A nuestra mente le encantará recorrer sus laberintos internos y macabros buscando todo tipo de explicaciones dañinas de por qué se produjo cierta distancia amorosa; es su propia naturaleza. No permitamos que esto suceda. Cuando la voz del ego comience con sus argumentos debemos detenerla.

Los días suelen transcurrir en completa agitación y vorágine. El trabajo, el estudio, los niños, las obligaciones, la familia, la comida y los quehaceres del hogar, entre muchas otras tareas más. Sin embargo, hay momentos en la vida de la relación en los que debemos establecer prioridades. Más allá de la intimidad que ha desaparecido, lo importante es ayudar a nuestro compañero a detener el agobio mental. Si no lo hacemos puede que los conflictos se multipliquen. No queremos esto, ¿verdad? Entonces, por más que consideremos que no tenemos tiempo para meditar o relajarnos, debemos hacerlo.

Existen momentos en que la quietud es mayor: por la mañana muy temprano antes de comenzar la rutina o por la noche antes de irnos a dormir, cuando hemos finalizado todos los compromisos y actividades.

Consejos para generar espacios de amor y meditación: En vez de conversar superficialidades o discutir temas mundanos, aprovecharemos para meditar junto a nuestra pareja. No solo ganaremos en energía, sino que estaremos generando dulzura a nuestro alrededor. La meditación es simplemente dejarse ir. Permanecer sentado, quieto, con los ojos cerrados y en silencio. Aceptaremos todos los pensamientos y emociones que vengan a nuestra mente; los dejaremos ir. Al principio se igualará a un torrente de agua, pero al cabo de un tiempo y con la práctica diaria de esta actividad la mente se sosegará, se calmará.

Quizás no comprendan en qué ayuda esto a generar una relación de intimidad. Bueno, cuando estemos tranquilos, dóciles y nuestro compañero también, experimentaremos mayor dulzura en nuestros corazones, más energía, mayor alegría y nos apetecerá abrazarnos o besarnos porque nos sentiremos bien, dichosos. Es muy bello meditar en pareja. Hacemos que nuestra conciencia se expanda, que la vibración de nuestro Ser se extienda y sentimos la presencia de nuestro amor a nuestro lado. Es una bonita forma de unirse. Separados, pero juntos. Cada uno en su meditación y cada uno dentro del otro.

La práctica de la meditación nos llevará quince minutos por día, todos los días. Es fundamental que nos pongamos de acuerdo con nuestro amado acerca del horario que resultará mejor para ambos.

Paralelamente podemos endulzar su corazón con pequeños gestos, con algo sorprendente que no se espera. Esto también alivia la mente perturbada, la quita del espacio de agitación y la conduce al altar de su corazón.

[...] El amor verdadero puede hacer desaparecer el estrés en cuestión de segundos. Su poder es infinito y universal. Desarrollemos momentos de paz interior para generar armonía a nuestro alrededor. Restablezcamos el pulso de nuestras relaciones. Volvamos al equilibrio que nos mantenía enamorados y apasionados.

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