Tu naturalidad me conmueve,
es la misma que me sostiene,
la misma que me enamora
a golpe de llantos,
a golpe de días
tratando de encontrar
mi voz y mi esperanto.
Tú hablas con mi alma
y entre las dos conformáis
mi dulce esperanza,
aquello que me hace
sentir la vida
en todos los rincones,
en las piedras del camino,
en las nubes con trenecitos,
en los suspiros
que a medianoche
te recito.
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