Al igual que en el juego, en la vida debemos tener paciencia, conectarnos a nuestro verdadero yo para que, poco a poco, y de acuerdo al tiempo universal, se revelen en nuestra vida, según el perfecto orden Divino, los acontecimientos que nuestro destino nos tiene preparado.
No somos el hacedor. Creemos que hacemos cosas todos los días y que somos los artífices de que los hechos ocurran, pero no hemos profundizado aún en la verdad. En cada movimiento se esconde una energía sutil que nos guía, que nos marca el camino de acuerdo a la ley del karma y nosotros no podemos controlarla. Proviene de un espacio sagrado, de un misterio.
Abandona el control y sumérgete en ese misterio. Entrégate para poder experimentar alivio y paciencia. Ten fe, confía en que los sucesos se revelarán aunque tú no quieras. No eres tú quien hace crecer tus uñas, ¿verdad? Observa tu mano e intenta detener el crecimiento de tus uñas. Detenlo por diez días. No puedes, ¿no es así? Eso, al igual que los hechos más tontos y superficiales, están a cargo de una energía superior que no controlas. Pero si te resistes, el padecimiento llegará a tu vida. Si tratas de frenar el fluir de tu Fuente o no te conectas, es imposible que experimentes amor, salud y gozo.
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