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  • Gael Rodríguez

La vida es un juego


Cuando olvidamos que la experiencia de la vida es un juego, comenzamos a tomarnos las cosas y a nosotros mismos demasiado en serio. ¿Podemos negar que la vida es un misterioso experimento, una novela de la cuál formamos parte? Cuando vemos una película, frecuentemente nos mimetizamos con la trama o con los personajes. Podemos llorar, reír, sentirnos motivados o indignados.

La vida también es una película. Hay en ella inevitablemente un poco de cada género. Comedia, drama, acción, etcétera. No pasaremos por ella quedando intactos. El sufrimiento existe y tendremos que vivirlo, pero depende de nosotros cuán largo y duradero queramos hacerlo, en cuánta proporción queramos creernos esta película.

¿Qué enfoque quieres tomar? ¿Es tu vida un continuo experimento o es un mar de ideas preestablecidas? ¿Podemos negar que el momento presente, lo que estamos viviendo ahora, es un continuo aprendizaje?

Cuando preparamos un plato de cocina nuevo experimentamos, nos aventuramos. Puede que salga más o menos rico, pero probamos, lo intentamos. Si atendemos únicamente a los resultados, nos quedaremos estancados, paralizados por el temor al fracaso. ¿Qué importancia tiene el resultado? ¿Para quién tiene tanta importancia? Fracasar sucesivamente es necesario para avanzar y llegar a los lugares a los cuales tienes que llegar. La vida es un acto de valentía y reconocer y abarcar nuestros temores un acto de sabiduría. Todos vamos a llegar al mismo lugar, nadie puede retener la vida en sus manos. Pero cuando hayamos llegado a la vejez no querremos arrepentirnos por todo aquello que no nos atrevimos a ser.

El científico prueba una y otra vez antes de llegar a un descubrimiento. Pero, para él, la prueba recurrente no es un error ni algo negativo, forma parte de la investigación. Sabe que antes de llegar a una verdad tiene que pasar por muchas mentiras.

No importa tanto lo que pienses, sientas o hagas hoy como el darte cuenta de aquello que te mantiene con vida hoy. Cambiarás, desecharas, reciclarás, conocerás, pero siempre habrá algo contigo inamovible y regio, sublime y eterno que no te abandonará. No te preocupes ni te castigues si las cosas no te salen bien o como deseas. Como cuando eras un niño, puedes borrar las cuentas y volver a empezar.

¡Experimenta, juega, sueña!

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