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  • Gael Rodríguez

El sonido de lo sutil


¿Cómo podemos percibir la música celestial que albergamos en nuestro interior? ¿Cómo podemos escuchar el canto del ruiseñor, la caricia del aire en las espigas de trigo, en los verdes campos anchos y fértiles de nuestro Ser interior?

Sí, llevamos con nosotros una bella melodía, un amor a la vida escondido. Cuando, voluntaria y conscientemente, decidimos parar, disminuir el ritmo frenético al que nos hemos habituado a vivir, estamos abriendo un agujero en la presa que nos mantiene encerrados. Cuando atravesamos ese agujero, observamos el Paraíso que nos acompaña en este viaje y ya no queremos volver atrás.

Enfócate en tu belleza interior, en todas esas valiosas virtudes que tienes. No insistas en negar. Negar tu divinidad, los mimbres divinos y especiales de los que estás hecho, es como negar la presencia del Sol. Al Sol lo observamos con nuestro sentido de la vista, ¿pero qué hay detrás de la vista?, ¿qué o quién nos regaló este hermoso sentido? Hay algo que ve más allá de la mirada, que escucha más allá del oído, que siente más allá del tacto. Es una sanadora y reconfortante presencia que merece la pena ser sentida. Está detrás de toda forma de vida, de todo sentido, de todo pensamiento. Su gracia sutil es omnipresente.

Insiste hoy en enfocar tu mente en ese objetivo y espera. Al final, el gratificante sonido de la alegría florecerá.

Continúa con la apacible lectura de El poder de la fuerza interior y conecta con la fuente divina que vive en ti.


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