Un anillo, un nombre, una ciudad, tal vez más... y mi mano que se atraganta en la suya, como el primer día, y mi corazón que se hunde en su presencia, como el primer día, cuando los silencios del sentimiento eran más largos que las palabras. Ahora somos mudos, como lo es la sencillez de la calle deshabitada, la sombra que busca su atardecer. ---
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