Si no dejamos de pensar en nosotros continuamente las veinticuatro horas, teniéndonos pena, caeremos en depresión. La depresión es una enfermedad muy compleja y, lamentablemente, muy expandida. Existen cientos de medicamentos para sacar a una persona de su estado de depresión, pero, déjame que te cuente un método revolucionario que te alejará del estrés y la depresión: Ayudar.
Si te sientes angustiado no te pido que intentes ofrecerle tu oído a alguien deprimido, porque, como mencioné anteriormente, ambos se hundirán. Pero has visto que hay muchas formas diferentes de hacerlo y que no involucran tu psiquis ni tu estado de ánimo, como por ejemplo comprarle algo a un mendigo.
Está comprobado científicamente que el simple hecho de ayudar eleva los niveles de serotonina en el cerebro, aquel que controla los estados de ánimo.
Si te sientes triste, por más agotado y desganado que te encuentres, ayuda todos los días unos minutos. Tómate ese corto tiempo. Dale a tu cuerpo una droga benevolente, dale su propia medicina. Despierta a tu farmacia interior. Ayudar forma parte de tu naturaleza y le resultará familiar a tu alma. Poquito a poquito le ofrecerás nueva información a tu cuerpo y él te pedirá todos los días de esa noble medicina.
Hay algo más asombroso aún y es que las personas que se encuentran en el mismo entorno donde ha ocurrido el gesto de asistencia o colaboración, también verán incrementados sus niveles de serotonina por estar dentro de ese campo de energía. ¡Maravilloso!
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