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  • Luz Boscani

Mirar innecesariamente al pasado


Los humanos solemos tener una cajita con recuerdos que archivamos en nuestra mente. Una cajita donde guardamos los más duros y tristes momentos de nuestra vida. Entonces, un día que no nos sentimos muy bien sacamos esa cajita y comenzamos a recordar todo lo que nos pasó: “Oh, Dios mío, cuando se murió mi madre, cuando sufrí por amor, cuando mi hermano se enfermó, cuando mi padre me pegaba, cuando tuve aquel grave accidente”. Esta es una actividad de la cual dependemos como si fuera una especie de fuerte droga.

La mente nos juega esta mala pasada casi siempre y todos los seres humanos solemos pasar gran parte del día detenidos en acontecimientos pasados. Da igual si son del día anterior o de hace diez años atrás, porque en definitiva no estamos disfrutando el “ahora” debido a recuerdos pasados.

Analicemos la importancia que tiene darse cuenta de que perdemos nuestro valioso tiempo y energía en algo que dejó de existir y que jamás en la vida podremos remediar o deshacer. Cuando hablamos con alguien o estando solos con nuestros pensamientos debemos darnos cuenta del momento exacto en que comenzamos a mirar para atrás y automáticamente detenernos con la frase: “Esto ya pasó, de nada me sirve revivir esa situación; ya no hay nada que pueda hacer”.

La vida solo se compone de partículas de amor divino, de momentos presentes, ¿no es así? En el pasado, también estábamos disfrutando de partículas del presente y en un futuro también tendremos un presente. En definitiva, la vida está compuesta por tiempo muy valioso que no podremos recuperar ni ir a comprar a ningún lado.

Es por ello que si ese tesoro tan grande llamado presente lo desperdiciamos con pensamientos viejos o futuros, estaremos desperdiciando nuestra hermosa vida.

Por otro lado, recordar viejos tiempos, en los que hemos sufrido, acarrea emociones como:

• Tristeza.

• Enojo.

• Venganza.

• Resentimiento.

• Angustia.

• Impotencia.

• Autocompasión.

• Dolor.

Nada de esto puede llegar a buen puerto. De hecho, lo que hará es acumular esas emociones nocivas en nuestro organismo para más tarde enfermarnos.

Quizás pienses que no es malo recordar hechos pasados, ya que para eso tenemos memoria. Pero esa es una trampa mental. La Divinidad nos dio la memoria para que recordemos aprendizajes importantes, como pueden ser: no poner las manos en el fuego porque sé que me voy a quemar, recordar el idioma que aprendimos para poder hablarlo, recordar lo que hemos estudiado o nuestro trabajo y así infinidad de cosas mucho más importantes que los momentos en que hemos sufrido.

Ojo que tampoco es bueno vivir mirando fotos de vacaciones, cumpleaños o cualquier otro momento en que hemos sentido mucha felicidad. Como todo en la vida, los extremos son malos y lo más importante es el equilibrio. Seguramente recordemos cosas bonitas de nuestro pasado, pero no resulta bueno vivir en él, ya que nos traerá melancolía y seguiremos estancados en los veinte cuando tenemos cuarenta, ¿verdad?

¿Cómo hacemos entonces para dejar de vivir en el pasado y estar en el momento presente?

La meditación es la herramienta más efectiva para estar en el “aquí y ahora”. Es la que nos conduce a la relajación y al reencuentro con nuestra alma. En ella reside toda la paz que necesitamos y el amor puro. Una vez allí, solo podremos estar conectados con la conciencia divina.

Si practicamos meditación todos los días, nos proporcionará el descanso profundo que necesitamos y la energía que nos ha quitado la jornada.

Pero es cierto que no podemos estar todos los días con los ojos cerrados en estado de meditación porque debemos vivir una vida terrenal. Entonces, ¿cómo aprendo a vivir el momento? Nos ayudará leer conocimiento espiritual y de a poco aprender cómo lo más esencial en esta vida es estar en amor y vivir el presente.

Entonces, cuando hayamos adquirido esa sabiduría, ya no hará falta cerrar tanto los ojos, porque nuestro interior saldrá a la luz como el rayo más fuerte.

Frase poderosa

Mirar innecesariamente al pasado, ¿me hace feliz? ¿Me llena de energía? ¿Me hace sentir inspirado, libre, agradecido? Si la respuesta es no, si en mi cuerpo resuena como una capa dañina, entonces la desecho y la borro de mi mente por completo y para siempre.

Comprendo que el Universo es infinito y la vida es demasiado corta como para vivir preso de mis ideas. Tengo la sabiduría para entender que cargar mi mente con este pensamiento es absurdo. En este preciso momento lo suelto para poder avanzar hacia mis sueños con nuevas y sanas ideas.

Me merezco ser libre, feliz y vivir en amor puro.

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