¿Es posible que tu mente siempre tenga la razón? Abordas cientos de temas por día, sin embargo, crees tener siempre la razón, la verdad. Has adoptado un personaje amargo, que discute y confronta incansablemente, donde el ego llega primero que el corazón. Esto ocurre, simplemente, porque te encuentras muy alejado de la increíble Fuente Infinita de Amor que eres.
Tener la razón te generará muchísimo estrés porque no es tu propia naturaleza. La humildad viene acompañada de la sencillez, del asombro y de la apacibilidad, características que sí forman parte de tu verdadero yo.
Transfórmate en una persona dulce que sabe escuchar, que da cabida a que existan otras maneras de resolver las cosas, otros puntos de vista. No te limites, eso acabará contigo. Sé flexible como un junco que el viento azota, pero nunca quiebra, no te conviertas en un tronco rígido que la tormenta puede romper por la mitad.
El orgullo no te pertenece. Perderás el valioso tiempo que te queda de vida queriendo tener la razón y generando una discusión interna continua que te dejará agotado, que absorberá toda tu energía, la que necesitas para llevar a cabo tu leyenda personal, la que precisas para concretar tus sueños.
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