Los rayos luminosos y cálidos del sol nos recuerdan el poder sutil que orienta nuestros pasos. Vivimos inmersos en un gran estrés que solo nos deja ver la rutina mundana como la única realidad. Sin embargo, cuando apartamos las nubes negras de pensamiento que nos invaden podemos ver la luz y, desde ese espacio, notar cómo existe una Fuerza Infinita que va más allá de lo que podemos contemplar con nuestros sentidos limitados. Es justo en ese momento cuando la comprensión verdadera nos irrumpe y nos lleva a la entrega. Asimismo, la entrega nos conduce al bienestar, a la paz interior.
¿Qué hay detrás del cielo?, ¿dónde termina? ¿Qué sucede después de la muerte física? ¿Cuál es la verdad? ¿Soy el hacedor? ¿Soy mi mente o soy mi espíritu?
Todas las respuestas yacen en nosotros. Somos una Fuente Infinita de Amor. Esa Fuente de energía nos mantiene vivos, hace que nuestras uñas y nuestro pelo crezcan todos los días sin nuestra interferencia, que nuestros órganos funcionen perfectamente para mantener alerta a nuestros sentidos y podamos llevar a cabo nuestra vida mundana.
No puedes negar esa Luz intensa, debes aprender de ella. Tú también puedes llevar luz donde haya oscuridad. Tú puedes hacer que los pensamientos que te inquietan, que todas aquellas emociones negativas que te invaden se desvanezcan ante la irrupción de tu amor infinito, de tu Luz Interior. Usa tu propio poder para alcanzar el bienestar.
No es necesario que hagas un gran esfuerzo, solo debes cerrar tus ojos y mantenerte en silencio para que el milagro ocurra, para darle espacio a la Vida, para dejar que recorra los laberintos de tu mente que, diariamente, te generan angustia.
El cielo es infinito, la luz también. Tú eres un pedacito de cielo, una réplica exacta de su poder. Aprovecha el misterio que vive en ti, hazte amigo de esa Fuente Luminosa de Amor y lleva a cabo, con total armonía, todas las acciones que te conducirán hacia tus metas.
Cuando comprendes que no eres solo tu cuerpo y tu mente, cuando sientes la presencia de algo más grande, ocurre la entrega. Nota como no puedes permanecer toda la vida con el puño cerrado. Advierte como tus pasos no siempre son los que deseas desde tu ego. Experimenta la entrega para que tu vida se desarrolle armoniosamente.
Reflexiona: “Puedes vivir el infinito en este pequeño cuerpo finito”
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