De nada vale que te alimentes correctamente y hagas ejercicio físico si dentro de ti experimentas sentimientos negativos y tóxicos. Si tus pensamientos respecto a las personas que te rodean son envidia, recelo, resentimiento, enojo, ira y maldad tu cuerpo se llenará de emociones de baja vibración que te conducirán al sufrimiento en el corto plazo. Tendrás altos niveles de estrés y eso siempre desencadena enfermedades que no deseas en tu vida.
Debes ser bueno, no solo porque los demás no tienen por qué recibir tu enojo, sino por ti mismo. Porque tú te mereces ser feliz en el tiempo que dura esta corta existencia. Cada vez que experimentes un sentimiento negativo respecto de alguien, debes mirar dentro de ti y buscar por qué se ha generado. El otro es un espejo de nuestra persona, por consecuencia, lo que no te gusta de los demás es porque lo ves en ti.
Cuando profundices en este conocimiento y desees llegar a la verdad encontrarás que puedes sanar esta emoción. Tienes que dedicar unos minutos a observar dónde nace el enojo.
Cuando encuentres la razón simplemente la eliminas de tu vida para avanzar con frescura.
La verdad siempre va acompañada de la bondad. No existe felicidad alguna sin compasión, sin sensibilidad en el corazón. Tú eres amor y en consecuencia bondad. Solo te separa de ella una gruesa capa de estrés que puedes quitarte hoy mismo si así lo deseas.
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