Pensamiento tóxico: "No debo decepcionar a mis padres".
No es precisamente lo que nos dicen nuestros padres desde pequeños. Pero, ¿desde cuándo hace falta que lo expresen con tanta claridad? Basta con observarlos, ver sus expresiones y escuchar sus ideas como para que ese pensamiento nos penetre y nos condicione de por vida. Hemos recibido de ellos tantas enseñanzas de vida, amor, tiempo y dedicación que resulta normal que no queramos defraudarlos. Por ende, iremos caminando por la vida con esa cruz. Las consecuencias son a veces